Tormentas Paradigmáticas

Aquellas perturbaciones que se ajustan a mi propia idea mental del concepto tormenta...

lunes, marzo 05, 2007

Colorines

Cuando era niña, odiaba el color rojo. Me ofendía profundamente a la vista. En cambio, mi hermano, un nene hiperactivo, incontrolable, prefería el rojo antes que a cualquier otro color, y pedía insistentemente que pintaran su habitación de rojo sangre.

Yo era una nena tranquila y reflexiva, flaca y pálida, y me gustaba leer y pintar. Mi tono favorito era el amarillo. Un dibujo sin amarillo me parecía el summum de lo soso y apagado. El amarillo añadía vida a cualquier cosa. Tampoco entendía como a la gente le podía gustar vestir de negro, gris o marrón, habiendo combinaciones tan deliciosas como el rosa bebé y el verde pistacho. Me comprometí, a los seis años, a nunca vestirme con colores feos. Hice una lista con los colores que habría en mi guardarropa, y con los estrictamente prohibidos: negro, rojo, marrón, beige, gris y azul marino.

Hoy, un lunes medio nublado, casi veinte años después, llevo un vestido negro y un abrigo rojo. No soy lo que a los seis años imaginé que sería a los veinticinco, pero se acerca bastante. Lástima del color.

3 comentarios:

A las 5/3/07 22:33 , Blogger Alex ha dicho...

bueno, en realidad sumaste colores y no restaste actitud, creo que es mejor de lo que te imaginaste e incluso de lo que esperabas! Al menos visto desde acá.

 
A las 6/3/07 13:31 , Blogger Malenita ha dicho...

Y puede ser... sumar colores seguro. Pero actitud... creo que cambió enterita. No me imaginaba que llegaría a ser tan mala.

 
A las 6/3/07 15:32 , Blogger Alex ha dicho...

ahhh! pero eso no se vislumbra en el post

 

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