Constante: anormalidad
Tengo tendencia a escribir cuando me encuentro en los extremos de los estados de ánimo. Es decir, cuando estoy eufórica o cuando estoy triste, pero nunca metódicamente y en un estado neutro. La normalidad no es mi fuerte. La cordura tampoco. Sé que cada día soy menos consecuente y cada día pienso un poco más las cosas, lo que no me impide cagarla, sino que solamente me ayuda a estar mentalmente más estresada.
Esta tarde, a parte de arrastrar una resaca dolorosa y un cansancio importante, tiendo más bien hacia la tristeza. Hoy me levanté de un salto, habiendo dormido poco y con importantes carencias hídricas en mi organismo. Podría decir que rozaba la euforia... pero a medida que pasan las horas mi ánimo se ha ido hundiendo lentamente en un colchón lleno de cosas tristes y angustiantes, como un pez muerto y flotante en mi pecera, como tener que suspirar hondo hondo hondo para quitarme esa basurita del pecho. Tengo un poco de miedo y creo que no controlo mi fuero interno tan bien como creía. No puede ser que se me escape de las manos, ¿verdad?
2 comentarios:
es necesario controlar ese "fuego" interno? :D
te abrazo fuerte. querés?
escribime si tuvieras ganas, eh. si!
(puse tu link en mi blog, se me había pasado de avisarte)
No sé si es necesario, pero a veces jugar con fuego (aunque sea el más interno de los míos) me es medio peligroso. Siempre me enganchas las supuestas metáforas al vuelo, Vic. Y sí, un abracito no está mal. Está muy bien.
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