Autoanálisis en blanco y negro
Veo pasar mis propias acciones frente a mí a cámara lenta: tomas extraslow, granuladas y en escala de grises que se pasean frente a mis ojos con una cierta sorna. Hoy me siento frente a una hoja en blanco, sin pauta. El cursor parpadea, y espero con una pierna doblada bajo el cuerpo a que las palabras se precipiten hacia mis dedos, como una lluvia de granizo que choca contra las teclas con un clac clac muy Male que toda la oficina conoce. Cuando camino por la calle, aprieto los puños sin darme cuenta y las uñas marcan medialunas (primero blancas, luego rojas) en las palmas muy frías y muy blancas. En clase de yoga siempre tengo que recordarme a mí misma que las mandíbulas no se aprietan. Lorena nos repite que dejemos pasar los pensamientos frente a nosotros, sin deternernos en ellos. Por ahora no puedo evitarlo, chica, soy como una red cazamariposas gigante, y me pierdo en esas conexiones neuronales extrañas. Debo ensayar para ser más ténue, que los latidos y las contradicciones no me agiten tanto. Objetivamente creo que voy a acabar muy mal si sigo en esta montaña rusa emocional.
Andrés dice en la radio:
El amor es igual que un imperdible, prendido en la solapa del azar. Uuuuf.
3 comentarios:
como siempre la descripción de tus emociones me fascina.
Pero yendo a lo estrictamente pragmático, porque tenés razón cuando decís que vas a acabar mal si seguís en esta montaña rusa emocional, para las mandíbulas apretadas nada mejor que una placa de descanso. En cuanto a los pensamientos, eso es más difícil, probá a divagar de forma conciente, va a llegar un momento en que no vas a tener registro alguno. Al menos a mí me funciona.
Beso
Las montañas rusas y Ud, son muy inténsas...
sep, gran frase esa de andres...muy lindo tu blog, y muy lindo lo que escribes. Saludos
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