Tormentas Paradigmáticas

Aquellas perturbaciones que se ajustan a mi propia idea mental del concepto tormenta...

jueves, septiembre 07, 2006

Rutinas...

Hay rutinas deliciosas, costumbres que se acomodan en nosotros, hundiéndose lentamente en los forros más íntimos de nuestro espíritu, esos interiores suaves, de raso color crema que se graban día a día con las vivencias más dulces. Son rutinas tibias, que huelen a sábanas limpias y suenan como tu mano borrando el vaho que el agua casi hirviendo de mi ducha deja en el espejo del baño por las mañanas. Son rutinas insignificantes, pero cuya ausencia duele ardiente y feroz, como una úlcera en el alma. No tiene ninguna importancia el sonido de una llave en la cerradura de la entrada. Y sin embargo, no puedo contar cuántas veces levanté la vista de lo que estaba haciendo porque me pareció oírlo, sin oírlo de verdad, y tampoco puedo contar cómo me sentía después. La soledad nunca fue tan angustiosa como al llegar a casa tarde y agotada, en un invierno raro de días raros, y encontrar las luces apagadas y mi casa fría y vacía. Mi casa, que había sido nuestra y ahora era solamente eso, mía.

Hay rutinas que me permiten regodearme en instantes cargados de felicidad efímera: que me esperes al salir de la estación por las tardes, que te levantes mientras yo me ducho y prepares el desayuno mientras yo me visto. Lavar los platos codo a codo a última hora, cuando ya bostezamos y nos contamos cosas sin sentido. Tu manera minuciosa de espolvorear la sal sobre tus guisos, armado de un cucharón, y con aquel delantal que te traje de Argentina, donde están Mafalda y Felipe bailando un tango. Tu cuidadosa manera de hacer las cosas más simples. Tu mirada de pestañas eternas, tu presencia en mi vida. Mis rutinas.

2 comentarios:

A las 11/9/06 03:39 , Blogger Alex ha dicho...

Qué decir...

 
A las 13/9/06 10:40 , Blogger Malenita ha dicho...

Lo que quieras... bueno o malo, ya sabes. ;)

 

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