Mocos, incomodidad y disculpas
Me pregunto por qué los días nublados siento más imperiosa la necesidad de escribir. Tengo frente a mí la taza roja del café con leche, unas diez cajas de cosméticos recién llegados, la agenda abierta por la página de hoy y un rollo de papel higiénico, útil para el persistente resfriado que me obliga a sonarme la nariz cada pocos minutos. Esta tarde, noblesse obligue, tengo que estar en un evento/congreso hasta las 20:00, lo que entorpece mi día, y también mis pasos (tuve que calzarme los tacones ya bien temprano). Me vestí a las 8 de la mañana con una camisa de encaje negro y unos vaqueros ajustados, muy adecuada para estar en el stand pero muy poco para viajar en tren, y pasarme la mañana frente al pc de la redacción, así que estoy incómoda, irritable y con ganas de que sea mañana temprano, para enfrentarme a un día normal.
Hace días que arrastro el borrador de un post sobre una nueva serie de tv, de la que me habló Enoc en el messenger. Me está costando horrores darle forma, porque hasta el momento no tuve uno de esos raptos de inspiración que permiten comenzar y acabar un texto de manera fluida. Podría decirse que me atraganté con ese textito, no tengo unos días muy prolíficos, y cómo me jode.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio