Enfermizo martes
Lagrimeo, dolor muscular y articular, dolor de cabeza, mareo, rinitis, congestión nasal y molestias en la garganta. Como si fuera un anuncio de analgésico, así me encuentro este martes feo. Ayer, lunes levemente febril, me quedé en casa, dispuesta a aniquilar el resfriado con el edredón y vasos de leche caliente. Afuera llovía mucho, y me alegré de estar dentro, abrigada con mi manta símil visón y atrincherada en el sofá, pertrechada con el mando de la tv y el de la calefacción, armada con el móvil, los pañuelos y el catálogo de Ikea. Hoy, me he levantado enérgica, sintiéndome resistente frente a los virus tras un día de reposo. Bah, la mujer invencible, pero después voy y me mareo en la ducha, y he tenido que salir de la bañera por patas para no caerme, casi sin enjuagarme el acondicionador (lo que explica el estado de mi peinado en estos momentos). Sin duda soy débil, y mis defensas están diezmadas, mi ejército interior se habrá profesionalizado también y se queda sin efectivos. Uri me da, generoso boticario amateur, un efferalgan de 1gr, lo que me coloca en la misma medida que alivia los síntomas. El señor Imperial está preocupado por que esta oleada de trastornos y catarros nos arruine la noche del jueves con Andrés, que toca en el Palau Sant Jordi, así que aquí andamos, dopándonos con paracetamol para maximizar nuestra resistencia.
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