Esperanzas, miedos: te robo el título, querido Keane
Los viernes tienen implícito algo esperanzador. Una sensación de alivio, una tácita promesa. Me gusta la sensación de apagar el ordenador a las 18 del viernes, ordenar el escritorio, cerrar la agenda, empolvarme la nariz, ponerme brillo en los labios y salir a la calle con la certeza de tener por delante dos días completamente míos. Por lo general, las mil expectativas (ir al cine, pasear, ver cosas hermosas, salir, descansar, pensar, disfrutar del mundo...) acaban concretándose en dos cosas: dormir y limpiar el piso, que lleva toda una semana acumulando polvo y detritus. Sin embargo, algunas veces, el fin de semana me sorprende con placeres inesperados, con momentos irrepetibles, instantes de esos tan, tan buenos que luego se recuerdan como condensaciones de la felicidad retrospectiva.
1 comentarios:
Què tal el principi de setmana? Suposo que bé, el Nadal encara que li vulguem tindre mania dóna bon rotllo, almenys a mi, o a la xiqueta eterna que escriu aquestes línies.
Que ho passes bé i en pau ;)
Besots,
Carol
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