Cuestión de sílabas
Algunos días no puedo hacer nada más que dejarme deslizar sobre las suelas de estos zapatitos blancos, como si la vida fuera una cinta transportadora. Cuando todo el peso de los kilómetros de aire que hay sobre mí se deposita en mis hombros, el calor me hipotensa y me siento incómoda en esta piel picajosa y llena de pecas, tengo la absoluta certeza de que necesito vacaciones. Pasa más o menos una vez al año, cuando los niveles de saturación laboral llegan al máximo y casi superan sus propios récords. La exasperación batida con la pereza hasta formar una pasta elástica y espesa, parecida a una bola antiestrés, deformable pero indestructible, se hincha como un globo en un punto fijo entre mi pecho y mi estómago. Crece y se acomoda, agobiando un espacio pequeñito. Quiero salir de este antro gris pálido.
Quiero gritar. Y gritaré.
Estoy en una de esas encrucijadas. Me pregunto si debería insistir o desistir.
3 comentarios:
cualquier respuesta, mientras te haga deshinchar ese globo...
te mando mucho colores.
desistir nunca!!!
:)
ya gritaste?
:)
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