...me hago mayor
Es algo evidente, muy, muy claro, cada vez más, a medida que me aproximo a los 25. Y se manifiesta en muchas cosas: una, las resacas me duran mucho más que antes; dos, tengo las prioridades mucho más claras; y tres (y más destacada) no recibo apenas regalos en navidad y ya no tengo inmunidad diplomática a la hora de dormir cuando estoy en casa de mis padres. Por dios, me hacen madrugar vilmente, levantando la persiana, con estridentes alaridos desde la puerta de mi habitación de soltera encomiándome a levantarme con el argumento de que ya no tengo edad. Pues que lo sepáis, cada vez tengo más edad.
Nochebuena, árbol de navidad, nacimiento en el recibidor, chimenea encendida, cuatro personas de más de 65 años, tres en la franja entre 48 y 52, y dos de menos de 25. Aún a riesgo de sonar como una madre: me he pasado el día cocinando (cosas ricas: tiramisú, mousse de chocolate, pastel de gambas). Como la mayoría evidente pertenece a los viejunitos, cenamos a la hora de la merienda "porque ya es de noche". A medida que avanza la entrega de los regalos, obtengo la progresiva consciencia de que para mí no hay el acostumbrado montón de regalos y regalos y regalos con plástico de burbujas y papel brillante.
Al final, mi tía me da un paquete. Uno solo: papel mate marrón oscuro, un bulto blando. Un suéter de punto marrón oscuro. Bonito, sí. Mi abuela me da en la cocina bajo mano un billete de 50 euros. Y eso es todo: nada al día siguiente, nada ayer. Y previsiblemente, nada en reyes... me hago mayor. Muy mayor, tanto que la gente no se molesta en crearme esos instantes de alegría superficial y material. Buaaaa.
1 comentarios:
Uy, ja som dos xiqueta, jo cada any vaig a pitjor amb aixo dels regals. La cantitat de regals que me donen es inversament proporcional al cabell que me cau, ;)
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