Back to world
Explota el sol en mi cara esta mañana cuando bajo del tren en Badalona, sintetizando instantáneamente toda la vitamina D del mundo en mi cuerpo flaco, haciendo una extraña fotosintesis donde lo único clorofilado es mi bolso verde. Llego puntual al trabajo, y por primera vez en días, he dormido esas míticas ocho horas que se aconsejan en los círculos de la vida sana. He salido de casa con el pelo húmedo y la cara blandita, proclive a la sonrisa. He dormido soñando felicidades varias, porque tras cuatro días en el paraíso, todo se mira de otra manera, y me siento bastante inmune a las maldades de los martes y las tareas pendientes. Es como si los superpoderes de una Lois Lane cualquiera se potenciaran con la ingesta de sandwiches de salami, la pomada xoriguer y el arroz integral de comercio justo.
Menorca, a medio camino entre el cielo y la tierra, no sólo ha sido increible por el paisaje que sobrecoge, la indolencia que da paz al alma y el cambio de aires que renueva como el bífidus, sino que el eje del bienestar de estas vacaciones diminutas ha sido la compañía. Conversaciones infinitas, los momentos chill, la sensación tan inhabitual de ser feliz en tiempo presente. Ajustar los anhelos a las posibilidades: querer estar sólo donde se está, querer hacer solamente lo que se está haciendo.
2 comentarios:
M'ha encantat la teva descripció. La del blog i també la de títol privat de les petites pinzellades del viatge... T'ha faltat però un aspecte important que comença per S. O potser està implicit en les felicitats vàries que has sommiat?
Mmmm, Slater. AC Slater...ñam. Avui mateix ja m'he documentat i ja sé on para en l'actualitat.
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