Tormentas Paradigmáticas

Aquellas perturbaciones que se ajustan a mi propia idea mental del concepto tormenta...

martes, septiembre 25, 2007

La buena suerte

Y en ese instante, mirándose al espejo del baño de diseño de aquel bar, con una luz ténue esconde-defectos y una música ambiental de tecno suave, ella decidió que la suerte sería suya. Que construiría su buena suerte con prudencia, con golpes de sus tacones en el suelo, las palabras justas y la frente bien alta. También supo, con una certeza que le escoció por dentro, que hay momentos que deberían durar siempre y sensaciones que deberían prolongarse en el tiempo mucho más allá de lo razonable. Pero casi nunca pasa. El tiempo no podía detenerse eternamente justo cuando apoyó las manos sobre la mesa, se impulsó hacia arriba y hacia delante, y le pidió un beso con un susurro y los labios brillantes. Fue cálido y húmedo, como un sorbo de té azucarado que baja por la garganta con un escalofrío.

Cerró el grifo. Se peinó el flequillo demasiado largo, con los dedos. Enseñó los dientes al espejo. Respiró hondo, dió media vuelta sobre sus botas negras y salió del baño, perfumado con ambientador de limón. Después, la noche rodó cuesta abajo, sin frenos.

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