Café con leche: novedades
9:40, y según información telefónica mantenida ayer por Sergi, hoy vendrá a visitarnos a la redacción una amable señorita de una empresa distribuidora de aparatos que hacen café a vendernos la moto de un armatoste enorme que nos crujirá 50 céntimos diarios a cambio de expeler un líquido negro (con múltiples variantes: descafeinado, cafeinado, cappuccino, moccaccino, cortado, solo, lo que trae interesantes novedades que nos sacarán de las tinieblas de la cafetera de filtro) de un modo inexplicable y misterioso para una analfabeta tecnológica como yo. Me muero de ganas de ver las tripas de la maquinita y asquearme con los depósitos de polvitos variados, que debidamente mezclados con agua del grifo se convierten en hirvientes vasitos de café.
Hemos hablado bastante de este tema por aquí, porque sólo somos seis individuos trabajando, lo que no sabemos si producirá un consumo suficiente para mantener una máquina tan avanzada tecnológicamente. Además, nadie dice nada, pero se está cociendo cierto grado de quintocolumnismo, con detractores de la máquina (mecanoclastas) que actúan en la sombra. Veremos qué pasa.
Ahora ya son las 11:44, y ya ha venido la amable señorita, Montse, para más señas. Nos ha vendido la moto, somos unos advenedizos, inocentes y hechizables fácilmente con un display luminoso azul y unos botoncitos cromados. Después de reyes tendremos aquí una máquina de venta automática. Pulsar un botón, previo insert coin, y sale un café de medida pinypon. Cada semana, pasará por aquí un reponedor, que entra, hace el mantenimiento (llenar los depósitos de polvillos, limpiarla, dejar vasitos, cucharillas y azúcar), se lleva el cash acumulado y se va, todo sin decir nada, como un robocop del café. Ahora, elucubraremos un rato sobre la posibilidad de usar botones en lugar de monedas.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio