Mis cinco hábitos raros
Hoy, nada más llegar tomo el relevo de Patch, haciendo un listado (aunque breve) de mis cinco hábitos raros. Es un temita que hace días que voy leyendo en blogs de por ahí, que me gusta y que me entristece una pizquita, porque hace patente que yo soy una pardilla todavía y no tengo un grupúsculo de amiguitos bloggers con quienes leernos mútuamente, no tengo gentecilla que me aluda, que me cite ni que me enlace. Bua. Y hasta aquí mi llanto de penita matutina.
Las reglas del juego son (y cito textualmente a Patch): "El primer jugador de este juego inicia su mensaje con el título "5 extraños hábitos tuyos". Las personas que son invitadas a escribir un mensaje en su respectivo blog a propósito, de sus extraños hábitos, deben también indicar claramente este reglamento. Al final, debéis escoger 5 nuevas personas a indicar y añadir el link de su blog o diario web. No olvidéis dejar un comentario en su blog o diario web diciendo "Has sido elegido" y dices que lean el vuestro. "
Mis hábitos raros (seleccionados, porque tengo muchos más):
1. Hacer listados en todas partes, pero básicamente en la agenda.
2. Escribir con estilográfica: No sé escribir con nada más, los bolis normales no pintan todo lo fluido que quiero, los roller y los pilot hacen trazos demasiado finos, los lápices me ensucian las manos.
3. Lavarme las manos muchas veces, con agua tibia y jabón, y más arriba de las muñecas. Me da asco casi todo: el polvo, la suciedad en general, la tierra, los bichos. Con unos guantes de goma soy invencible, pero sin guantes, me da rabia hacer casi todo lo doméstico.
4. Maquillarme siempre. Y cuando digo siempre, es siempre. Aunque sea graduando la intensidad según el momento del día o la ocasión, no hay salida al exterior en que no me cubra una (más o menos densa) capa de cosmético. Puede ser una ligera base y un poco de máscara de pestañas o puede ser un elaborado proceso de restauración. Lo que llamaríamos chapa y pintura, vaya.
5. Limpiar con lejía. El suelo, el baño, la cocina, los trapos, las sábanas blancas. Incluso echo unas gotitas (muy pocas) al agua hipercaliente de fregar los platos. Aunque mis amigos lo vean como una amenaza a la salud pública, lo he visto hacer desde siempre a mi mamá y mi abuela (la materna, la del vestido salmón) y me parece lo más en higiene y desinfección.
Y hala, continuen ustedes.
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