Pensaba que el tiempo
Pensaba que el tiempo. Suponía que el tiempo. Confiaba que el tiempo. Lo borraba casi todo. Cicatrizaba, cerraba, limaba. Pensaba que el tiempo era ese hombre gris que emborronaba recuerdos, que tapaba las historias vividas con una bruma translúcida, que transformaba momentos mágicos en fotos en blanco y negro que amarillean. Que hacía tu tacto en mi piel más difícil de recordar, que volvía un sueño cosas que fueron tan palpables, tan físicas, tan corpóreas.
Creía que el tiempo se aliaba conmigo. Que los problemas, si los ignoras lo suficiente, desaparecen. A veces pasa, pero no siempre pasa. El tiempo era mío, y lo apostaba cualquier noche. Volvía a ganarlo: los días pasaban y seguía entera, con la piel incluso más dura, cocodrilizándome minuto a minuto. Si las miraba fijo, hasta parecía que las manecillas se movían al ritmo que yo escogía. Después, resultó que el reloj no es más que un trasto que se mueve con pilas, y que puede andar incluso hacia atrás. Que un reloj no tiene nada que ver con el tiempo. Que hay cosas que pese al tiempo. Permanecen. Duelen. Cuestan.
4 comentarios:
uf... sí.
el tiempo va y nosotros vamos también. habrá que encontrarlo.
o tal vez no exista desde otro punto de vista más flexible al decir que cuando miramos para atrás (y para adelante) las cosas pueden cambiar, verse y sentirse de otra manera. de algo que ya vivimos tener la posibilidad (y voluntad) de volver a reconstruirlo desde otro lado.
pero olvidar? mmmh, creo que ignorando lo que nos pasó, dándole vuelta la cara no. no? resulta difícil si queremos que el tiempo esté, al menos una vez, de nuestro lado.
eso si, el tiempo "con o sin pilas" es tuyo. tomátelo. (beberlo con moderación y con un buen chocolate caliente o una cerveza bien fría en verano)
:)
beso, hermosa.
Ay, Malenita... yo pienso como vos pero te traigo unas palabras de Alejandro Dolina que, tal vez, ayuden un poco.
Dejo para el final el obvio resultado de haber bebido en las fuentes vulgares de la verdad: nunca seremos más jóvenes que hoy; jamás volveremos a ver a nuestros muertos; el tiempo no retrocede; el amor perfecto no existe; hay un verso que está siempre a punto de revelársenos y que no escribiremos nunca. Para los hombres de verdad, este no es el final de sus sueños, sino más bien el principio.
Besos y esperanzas
El tiempo no para. Y no paran los recuerdos ni las omisiones. No para el dolor, se atenúa, se esconde. Y menos mal que no podemos manejarlo, caeríamos en tentaciones demasiado humanas, estaríamos repasando eternamente momentos hasta hacerlos perfectos y de golpe seríamos viejos sin haber vivido los años.
Dolina lo dice mejor.
Un beso
Vic... tu reflexión es tan acertada! Mejor con un chocolate caliente, hace frío ya por aquí!! Un besote, reina.
Duda, Álex: Dolina es un capo, quién pudiera. Besos virtuales a las dos.
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