Tormentas Paradigmáticas

Aquellas perturbaciones que se ajustan a mi propia idea mental del concepto tormenta...

miércoles, mayo 10, 2006

Tengo 25 años, un ipod y me voy a Las Vegas


Hoy es mi cumple. Exactamente a las 15:00 horas, cumpliré 25 años. Lo sé, nos pasa a todos, pero me siento como si no los hubiera vivido... como si hubiera dejado la puerta abierta y se hubieran colado 25 años de repente. De todos modos, no está mal cumplir años. Me gusta que sea mi cumple y que la gente que quiero se acuerde y me felicite, y también, me encantan los regalitos, las sorpresas, las albricias y los presentes, los dones y las dádivas.

En ese capítulo, el de los regalos, debo mencionar (exultante y sin caber en mí misma) que ya soy la afortunada poseedora de un ipod, la cosa más bonita del mundo. Hace mucho que codiciaba ese aparatito perfecto... y por fin, envuelto en papel rosa y con una pegatina de las supernenas, llegó anoche. Me lo trajo Raül, con una sonrisa radiante (sin dudar ni una milésima de segundo de lo mucho que me iba a entusiasmar), porque 25 años no son cualquier cosa, y además porque tiene una habilidad especial para acertar con mis regalos. Me hizo muy feliz. Ya sé que es un apunte superficial, y que un ipod no entra en el apartado de necesidades vitales de un ser humano. Acepto materialista y más cosas como epítetos referidos a mi persona. Pero tengo un ipod: blanco, brillante, cristalino, diminuto. Lo toco con veneración, lo mimo y lo cuido... es mi tesoro.

Otra de las cosas que me ilusionan estos días es un viaje. El jueves pasado, Sergi me llamó a su despacho para decirme, con un tono solemne que al principio me dio miedo (oh, dios mío, ¿me van a despedir?) que me voy a Las Vegas y Nueva York del 3 al 11 de junio... ya mismo. En el título del post, recalco la vertiente veguística del viaje (en lugar de optar por destacar la parte neoyorquina, más glamourosa y más deseable a priori), porque tiene ese punto kitsch al que tengo tanta fidelidad: invariablemente, pienso en blackjack, borracheras, elvis caducos, bodas horteras, alcohol a mansalva, lentejuelas, neones inmensos. Sórdido, cutre... pero con un punto cachondo. En mi línea habitual de rozar con sorna el ridículo dominguero, voy a comprarme uno de esos souvenirs horribles: I was in Las Vegas (and married Elvis)

NOTA FINAL: Y ahora en serio... I wanna wake up in a city that doesn't sleep... Llenaré mi flamante ipod con una banda sonora perfecta para este inesperado viaje.