Bucle
Casi no sé ni cómo, ya es jueves y voy a hacer la maleta de nuevo. Es paradójica y relativa la velocidad del tiempo. Como siempre, el viernes me pasará volando, y el sabado las horas se harán eternas hasta que aparque su coche en mi puerta. Después, sin darme a tiempo ni a pensar, los minutos a su lado empezarán a sucederse con velocidad inaudita, vertiginosa. Y de repente me veré de nuevo en el andén, con la dominical opresión en el pecho y el asa de la maleta en la mano, tal vez con la nariz roja por el sol. Cuando el lunes me despierte en mi cama y sepa que tengo ante mí otra semana fea, seguro que me parece que he soñado el fin de semana entero.
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